Coelho manifestó su pasión por la literatura desde muy joven, pero su familia no aceptó nunca su vertiente artística, hasta tal punto que decidieron someterle a tratamiento psiquiátrico, que incluyó terapias tan extremas como el electroshock. Sin embargo, Coelho siguió interesado en el arte, sobre todo en el teatro y la música.
En los años 60, Coelho iniciaría estudios de Derecho que nunca terminó, inmerso en el movimiento hippie mientras continuaba con sus primeros escritos y colaboraba con el músico Raúl Seixas, con quien escribiría más de cien canciones y lograría grandes éxitos dentro del rock. También es una época de radicalización política, ya que Coelho sería encarcelado brevemente por la dictadura brasileña debido a sus posiciones vinculadas a la izquierda anticapitalista, que plasmó, por ejemplo, en el cómic Kring-ha.
Tras ser excarcelado, Coelho decidió apartarse del activismo político más activo y se muda a Londres, en un período donde trabajó para discográficas como Polygram o CBS, mientras trata, sin demasiado éxito, de dedicarse por completo a la literatura.
Poco después de publicar su primer libro, Diario de un mago, Coelho logra publicar el que a la larga se ha convertido en su mayor éxito, El Alquimista (1998), un libro metafórico y lleno de simbología que ha sido traducido a más de 50 idiomas y que es, a día de hoy, uno de los libros más vendidos de los últimos 100 años.
A partir de ese momento, Coelho consigue dedicarse por completo a la literatura, escribiendo también para medios de comunicación, y convirtiendo cada uno de sus nuevos libros en auténticos superventas. De entre su obra reciente habría que destacar títulos como Las valkirias, A orillas del río Piedra me senté y lloré, Verónika decide morir, Once minutos o Aleph, entre otros.
A lo largo de su carrera, Coelho ha recibido numerosos premios y galardones, como la Orden Francesa de las Artes y las Letras, la Legión de Honor, el Premio Flaiano, el Budapest o el Fregene.
Desde 2002 es miembro de la Academia Brasileña de las Letras y es mensajero de la paz de la ONU.
Durante los últimos años, Coelho ha promovido el acceso libre a gran parte de su obra permitiendo la descarga gratuita de algunos de sus libros a través de su página web.
El Alquimista relata el viaje del pastor Santiago en busca de un tesoro que le había sido revelado a través de un sueño repetitivo que le mostraba un tesoro cerca de las pirámides de Egipto.
Santiago recurre a una gitana para que interprete su sueño pero, a pesar de que ella le recomienda seguir el sueño, el protagonista no le hace caso y compra un gran libro para leer.
Mientras Santiago descansa, el rey de Salem, quien en un principio no revela su identidad, le explica que dice que todos tenemos una “leyenda personal”. Después, el rey le regala dos piedras de adivinación para alquimistas llamadas Urim y Tumim.
Santiago vende todo e inicia su viaje, desde Andalucía hacia las pirámides de Egipto. En el inicio de su aventura, le roban y por ello le pide a un comerciante que le dé comida y cama. A cambio, él se encarga de limpiar los cristales.
Santiago se queda un año en este lugar donde aprende árabe, su cultura y sobre el Islam. Más adelante, el protagonista continúa su viaje. Pronto, conoce a un inglés que busca al alquimista y le pide ayuda. Santiago accede a ayudarlo y conoce a Fátima, una mujer de la que se enamora.
Luego, observando el vuelo de unos gavilanes, tiene la visión de un ejército con espadas que entraba en el oasis donde estaban.
El alquimista es el caballero que defiende el oasis y, al saber que fue Santiago quien leyó la señal de la lucha de los gavilanes, lo acompaña en su viaje hacia el tesoro. En el camino, Santiago aprende sobre la alquimia.
Después, suceden varios acontecimientos, entre ellos un secuestro y la llegada a un monasterio donde Santiago comienza nuevamente su camino solo hacia su ‘leyenda personal’. Su corazón le dice, que cuando llegase al lugar indicado lloraría y, donde cayeran las lágrimas, hallaría el tesoro.
En el lugar donde Santiago llora tiene un tesoro, pero lo roban unos ladrones del desierto. Santiago les explica que él no sabe si existen más tesoros pero que ese aparecía en sus sueños de manera reiterada.
El jefe de los ladrones se ríe de él y le dice que él también ha tenido sueños que le revelaban un tesoro enterrado en una iglesia en ruinas en España, dentro de la sacristía.
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