Unas vacaciones por la provincia de Cáceres no estarían completas si no incluyéramos en ellas un día en Hervás. Pasear por esta localidad medieval en la que parece que se ha detenido el tiempo, es un auténtico placer para los sentidos, ya que en su casco histórico se encuentra una de las juderías mejor conservadas de España. Y por si esto fuera poco, Hervás se encuentra en la Comarca del Valle del Ambroz, rodeado de naturaleza de la que podrás disfrutar sin necesidad de salir de la localidad. Acompáñanos a conocerla, porque seguro que tras leernos, estarás deseando hacer las maletas para disfrutar de ella.
Un poco de historia:
A finales del siglo XII, Alfonso VIII dona Hervás a los templarios, quienes construyeron junto al río, un puente y una ermita bajo la advocación de San Gervasio y San Protasio, dos mártires cristianos de la orden que fueron patronos de la ciudad hasta el siglo XVIII.
A partir del siglo XV se instaló en Hervás una comunidad judía dedicada a comerciar con productos que llegaban aquí de la Península, a fabricar paños y sedas, y a cultivar la vid. Los judíos que aquí vivieron y sus descendientes conversos, dejaron una honda huella en sus construcciones, comida y en costumbres. Llegaron a ser más de 40 familias, pero con el decreto de expulsión de los Reyes Católicos prácticamente todas tuvieron que abandonar la localidad. Fernando VII le otorgó el título de villa y en su recuerdo se conserva un rollo.
Antes de comenzar a disfrutar de las calles de Hervás, nos acercamos al Puente de hierro situado sobre el río Ambroz desde el que las vistas a Hervás son fantásticas, sin duda la mejor toma de contacto con la población.
Por aquí pasaba la línea de ferrocarril, conocida como Vía de la Plata, que comunicaba Plasencia con Astorga. En la actualidad esta vía de ferrocarril se ha transformado en una preciosa ruta se senderismo.
Comenzamos el paseo en la Plaza del Hospital, donde se encuentra el antiguo Convento de los Trinitarios. Fue construido a finales del siglo XVII para albergar una hospedería religiosa y el convento de los trinitarios descalzos.
Fue expropiado con la desamortización de Mendizábal de 1836, y tras pasar por manos privadas y ser recientemente rehabilitado, en sus instalaciones se encuentra la hospedería del Valle del Ambroz, de cuatro estrellas.
A su lado se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista de la Concepción, fundada en 1664 por Juan López Hontiveros y María López Burgalés, descendientes de judíos conversos. Su fachada es una réplica de la portada de la iglesia de San Nicolás en Valladolid. Conserva en su interior un retablo, con la santísima Trinidad coronando a la virgen rodeada de bellas obras todas ellas de Francisco Cutanda, de la escuela de Gregorio Hernández.
Nos adentramos por las calles de Hervás y vemos la cantidad de bares y restaurantes que hay por la calle Pizarro y alrededores.
Continuamos desde aquí por la calle Asensio Neila y dos edificios captan nuestra atención, el primero hace esquina con la calle Braulio Navas y en él hay un restaurante con una pinta estupenda. El segundo es la Casa de los Dávila, un palacio del siglo XVIII, con el escudo familiar en la fachada.
En la actualidad acoge el Museo Pérez Comendador-Leroux, con una colección de pintura y escultura de Enrique Pérez Comendador y su esposa Magdalena Leroux.
Desde aquí, por una calle bastante, pendiente llegaremos a la Iglesia de Santa María de Aguas Vivas. Está situada en el punto más elevado de Hervás, y se construyó en el lugar donde se ubicaba el castillo templario del siglo XIII, a orillas del río Ambroz. La que vemos en la actualidad es de estilo renacentista y se construyó entre los siglos XVI y XVII.
Tras admirar las vistas desde lo alto, volvemos a pasear por Hervás y nos dirigimos a la Plaza del general Sanjurjo, conocida como la Plaza. Fue la primera plaza pública del pueblo hasta el siglo XVII y en ella se celebraba el mercado de abastos, y las fiestas.
En ella podemos ver una bonita fuente de las muchas que podrás ver en tu paseo por Hervás. Las aguas que a ellas llegan, discurren por las faldas de las sierras circundantes y siempre han sido aprovechadas por la población. A principios del año 1772 el Ayuntamiento realiza una gran obra de ingeniería renovando las canalizaciones y todas fuentes.
El paseo nos conduce hasta el barrio judío, situado en la zona de Hervás más abrupta y desnivelada. Podemos contemplar las construcciones de dos y tres plantas, habitualmente con aleros, entramado de madera con ladrillo, tapial o adobe. Alguna de las paredes puede también estar cubierta de tejas pegadas en vertical, tanto a la vista como cubiertas con cal, para protegerse de la lluvia y la nieve. En otras ocasiones podemos ver cubiertas de planchas de madera que protege el adobe.
Las casas se encuentran en calles angostas llenas de recovecos, esta forma no es casual, ya que los hebreos construían sus casas de modo irregular sin ninguna simetría. Era una forma de aislante térmico, ya que con ello conseguían cortar los vientos y dar sombras en verano.
El barrio tuvo un lagar comunal donde los judíos elaboraban su vino kosher, un hospital, la sinagoga del rabí Samuel… En él vivieron ricos prestamistas como los hermanos Cohen o la familia Haben Haxiz.
Fíjate bien en las paredes en las que podrás ver los menoráhs, candelabros de aceite de siete brazos, las cruces de David y muchos otros símbolos y palabras en hebreo.
Aparca a las afueras y recorre todo el casco histórico caminando, para que aprecies todos y cada uno de sus rincones. Hervás está hecha para los paseos tranquilos, no es una localidad de grandes monumentos, si no de callejuelas estrechas, plazas con encanto, casas de entramado de madera y mil huellas de su pasado judío. Prepara la cámara que empezamos.
Tras dejar el coche, y antes de comenzar a disfrutar de las calles de Hervás, nos acercamos al Puente de hierro situado sobre el río Ambroz desde el que las vistas a Hervás son fantásticas, sin duda la mejor toma de contacto con la población.
Por aquí pasaba la línea de ferrocarril, conocida como Vía de la Plata, que comunicaba Plasencia con Astorga. En la actualidad esta vía de ferrocarril se ha transformado en una preciosa ruta para senderismo.
Continuando derechos hasta la Plaza González Fiori, daremos con el edificio que aloja el Ayuntamiento de Hervás y la Policía local. Este era la antigua enfermería del convento de Padres Franciscanos de la Bien Parada construido en 1728.
Es un excelente mirador en el que podrás disfrutar de bellas panorámicas tanto del casco urbano como del bellísimo paisaje que la rodea.
Un refrán famoso : “EN HERVAS, JUDIOS LO MÁS”
Los judíos fueron expulsados de la población en 1492 por los Reyes Católicos, la mayoría emigró a Portugal, los pocos que se quedaron se hicieron a la fuerza conversos.
En verano se celebra el "Festival de los Conversos" en memoria de todos aquellos judíos que tuvieron abandonar la villa o cambiar su religión. Hay jornadas gastronómicas, conciertos, representaciones de teatro por las calles…
Descendemos ahora desde el barrio judío de Hervás al río, para llegar déjate llevar por el soniquete de las aguas del río Ambroz, ya verás que pronto lo encuentras. En este bello paraje se encuentra el puente de la Fuente Chiquita del siglo XVI, una imagen de lo más bucólica.
Una leyenda cuenta que en el lugar donde se encuentra la fuente aparecieron desangrados los cuerpos de Maruxa, hija del rabino, y su joven amante cristiano. El padre de ella, contrario a dicha relación, ordenó a unos sicarios que matasen a su novio, ella se interpuso y acabó muriendo también.
Cuentan que sus lamentos aún se escuchan y que su espíritu ha advertido en algunas ocasiones a los que por allí pasan de algún peligro.
Ahora os dejamos con una ruta por la Sierra Berzocana, pulsad sobre la imagen para reproducir.
Hasta aquí nuestra propuesta de hoy ¡Feliz viaje!
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