España, década de los años 40, en plena posguerra. Un niño (Jaime López) escapa de su pueblo, un lugar mísero arrasado por la violencia y el poder. Ante él, una llanura árida e infinita que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente del infierno del que huye. Ante el acecho de sus perseguidores al servicio del capataz (Luis Callejo) del pueblo, sus pasos se cruzarán con los de un pastor, un solitario cabrero (Luis Tosar) que le ofrece protección. A partir de ese momento, ya nada será igual para ninguno de los dos.
La película está basada en la novela homónima de Jesús Carrasco y tiene guion del propio Zambrano junto a Pablo y Daniel Remón, guionistas de prestigio que escribieron juntos los libretos de Casual Day (2008) o Cinco Metros Cuadrados (2011), y el primero de los hermanos, junto a Lino Escalera, el de la maravillosa y reivindicable No sé decir adiós (2017). Con esos mimbres era complicado no hacer una película interesante y con un texto rico en texturas cinematográficas.
Intemperie nos retrotrae a un universo de posguerra que bien podría emparentarse con el descrito por Miguel Delibes en Los Santos Inocentes o Las Ratas y sus posteriores adaptaciones al cine efectuadas. Varios de los temas tratados unen dichas obras, por ejemplo, la diferencia de clases y la opresión a la que son sometidos los pobres y sirvientes por parte de los señores de los cortijos con su visión feudalista de la sociedad.
A continuación, os dejamos con la película:
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