Talavera de la Reina, en Toledo, celebra
uno de sus momentos importantes del año tras la llegada de la primavera: es la
Fiesta de las Mondas que cada año se abre paso tras la austeridad de la Semana
Santa.
ORÍGENES HISTÓRICOS
La que hoy conocemos como ‘Ciudad de la
Cerámica’ fue lugar de paso para los romanos, “un sitio de descanso entre Emerita
Augusta y Toletum”, en el que la fuerte tradición agrícola
cuajó un asentamiento en el que el culto a la diosa Ceres (venerada en la
mitología romana como diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad)
dio lugar en primavera a ritos con ofrendas de los primeros frutos de la tierra
a la deidad.
El rito ya se practicaba en torno a los
siglos IV o III antes de Cristo, según Ángel Ballesteros, el ‘Mantenedor de
Mondas’, un reconocimiento que le otorgó el Ayuntamiento talaverano tras
preparar toda la documentación que facilitó a la fiesta ser declarada de
Interés Turístico Nacional, en el año 2009.
La tradición se importó de Roma, aunque con algunas diferencias. En Talavera de la Reina no existían circos o teatros en los que celebrar carreras u otros espectáculos como símbolo de fecundación. En cambio, sí se tomó como propio el ritual de comidas públicas y las ofrendas que realizaban “doncellas vestidas de blanco”.
La tradición continuó con el paso de los
siglos pese a mudar las creencias religiosas hacia el Cristianismo cuando en el
año 602 Liuva II (hijo de Recaredo) regaló una imagen de la virgen a Talavera
de la Reina por haber ayudado la ciudad en disputas religiosas entre visigodos.
En torno a 1450 aparecen referencias a la tradición de la primavera, conocida entonces por ser la Fiesta de los Toros. Poco o nada tenía que ver con Roma. Las ofrendas se mantenían pero entonces, “cada uno de los pueblos de las Tierras de Talavera y cada gremio tenía que pagar un toro como contribución a la celebración”. Era lo que se llamaba ‘Mandas’, una obligación para con la ciudad de referencia que a veces ha generado alguna que otra confusión con las ‘Mondas’.
La fiesta se vio empañada con la irrupción de la peste en la ciudad, en torno a 1507. El Ayuntamiento de Talavera debe ser trasladado a la cercana localidad de Gamonal y cuenta la tradición que la Virgen del Prado ayudó a que la plaga desapareciese. “Es entonces cuando se comprometen a recuperar el esplendor de Las Mondas de antaño”, hasta el punto de redactar unas ordenanzas en 1515, “una especie de manual”, con los detalles de la ceremonia.
Ya en pleno siglo XVI, la tradición marcaba que los talaveranos saliesen al campo a recoger leña el día de Sábado Santo que se llevaba a la explanada junto a la ermita y se preparaba para cocinar al día siguiente parte de la carne de los 22 toros, protagonistas ya entonces de la fiesta. De los siglos posteriores, Ballesteros destaca “el lujo y lo cortesano” de la fiesta en el siglo XVIII o la “destrucción” durante la Guerra de Independencia contra los franceses ya en el XIX para ir recuperándose.
Hoy la fiesta de Las Mondas son una mezcla de tradiciones romana y cristiana a la que se fueron incorporando prácticas a lo largo de los siglos, hasta el punto que hubo que poner freno a algunas costumbres que desvirtuaban la celebración.
1.- El pregón del Leño Florido.
En tiempos de Mondas, el mismo Domingo de Resurrección, era tradición pedir limosna cuyo importe se destinaba a la adquisición de leña en beneficio de los pobres de la ciudad.
En la actualidad ese mismo día se celebra el Pregón del Leño Florido, en el que el alcalde, desde el balcón del Ayuntamiento invita a participar y disfrutar de todos los actos que se prolongarán durante una semana.
2.- El Cortejo de Mondas.
Es la parte de la fiesta directamente relacionada con su origen romano, aunque con muchos matices. El Cortejo de Mondas es un desfile que se celebra el sábado siguiente al Pregón del Leño Florido y en el que participan hasta 3.000 personas, que en grupos y carrozas recuerdan la historia de la ciudad vinculada a estas fiestas.
El Cortejo lo cierra el Carrito de Mondas que rememora el origen ancestral de la fiesta y que va tirado por dos carneros, lleno de tomillo y banderitas.
3.- El protagonismo de los alcaldes.
La fiesta siempre se ha considerado comarcal y no solo local. Por eso, los alcaldes del entorno, casi 100, forman hoy parte de la parte final de la celebración, en el momento de las ofrendas. El alcalde talaverano entrega un bastón de cerámica a cada uno de sus homólogos que, a cambio, le dan el que representa a su localidad. Recuerdan el Alfoz de Talavera, la antigua extensión administrativa de esta ciudad, que nada tiene que ver con la actualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario