Sigüenza está situada en la provincia de Guadalajara, en el alto valle del río Henares conocido como el «valle de Sigüenza». Estratégicamente emplazada sobre el valle cumplió una gran función defensiva durante la Edad Media.
UN POCO DE HISTORIA
Sigüenza tiene una gran importancia histórica. Los primeros pobladores de la ciudad fueron los celtíberos, los arevácos, que se situaron en uno de los cerros colindantes. Son los que le pusieron nombre a la localidad, llamándola Segontia —la que domina el valle—. Todo este terreno está marcado por el curso del río Henares, afluente del Jarama. Posteriormente, llegan los romanos. De hecho, por aquí pasaba la vía que comunicaba Emérita Augusta (Méridad) con Caesar Augusta (Zaragoza). Ellos construyeron la torre de vigía que luego fue el Castillo, donde actualmente se encuentra el Parador.
Después de los romanos fue el turno de los visigodos. Es cuando Sigüenza se convierte en un señorío eclesiástico. Comienza así el poder de los obispos en la ciudad. Durante la invasión musulmana se realizó la Alcazaba y la ciudad se dividió en dos, la parte superior y la inferior (mozárabes y cristianos). Con la reconquista, gracias a Alfonso VI —y a los monjes traídos de Cluny por él— se recupera Sigüenza. Desde el siglo XII al XVIII, quedará bajo el dominio de la iglesia. Dos episodios bélicos de nuestra historia, la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil, tendrán una especial crudeza en esta zona, con terribles consecuencias para la población y su legado monumental.
Recordando en primer lugar su pasado celtibérico, romano, visigodo y musulmán; y disfrutando a continuación de su centro histórico medieval que nos cautiva a primera vista, con su castillo en lo más alto del cerro de su asiento, sus calles estrechas (las Travesañas), la Casa del Doncel (Martín Vázquez de Arce); y las dos iglesias de San Vicente y Santiago.
De esta época quedan restos de los lienzos, torreones y puertas de dos murallas.
En la Plaza Mayor renacentista nos encontramos con la majestuosa fachada meridional de la Catedral, que alberga en su interior obras de varios estilos artísticos. Recorriendo Sigüenza nos sorprenderemos al descubrir un Ensanche renacentista amurallado, una calle monumental barroca, y un barrio ilustrado cuajados de edificios de diversos estilos. Todo ello se complementa con el pulmón verde de la Alameda neoclásica, lugar de tertulias, reuniones y fiestas
¿QUÉ VISITAR EN SIGÜENZA?
LA CATEDRAL Y EL DONCEL
La catedral se comenzó en el siglo XII. Está orientada al este, hacia la salida del sol. Tiene planta de cruz latina, representa a Cristo crucificado. Los rosetones en este edificio representan los clavos de Cristo. Los radios tienen forma de clavo, son 12, uno por cada apóstol. En su estilo hay una mezcla de románico y gótico. Muy típico de esta zona.
Lo más visitado en esta catedral es la capilla donde está enterrado el famoso Doncel, Martín Vázquez de Arce, ese era su nombre, murió a los 26 años de edad en el campo de batalla. Él fue el encargado de inaugurar la capilla familiar en la Catedral. Lo más curioso de su escultura —y quizás lo que la haya hecho tan popular— es que no está totalmente yacente. Se ha convertido en una figura romántica por el aspecto sereno y meditabundo de su excepcional sepulcro, una de las joyas de la estatuaria fúnebre de todos los tiempos y símbolo de la ciudad.
Su sepulcro es una de las principales esculturas del gótico en España, ubicado en la capilla de San Juan y Santa Catalina de la Catedral de Sigüenza.
EL CASTILLO PARADORSituado en la parte más alta de la ciudad, se asienta sobre una primitiva fortificación celtibérica, que luego fue romana y más tarde torre de vigía visigoda y alcazaba islámica. Tras la reconquista de Sigüenza en 1124 pasó a ser propiedad de los obispos seguntinos, señores de la ciudad. Su entrada principal torreada fue alzada a principios del siglo XIV, en época del obispo Simón Girón de Cisneros. Años después vivió confinada en él doña Blanca de Borbón, esposa del rey de Castilla Pedro I el Cruel. El Cardenal Mendoza lo convirtió interiormente en un verdadero palacio y lo protegió externamente con una barbacana. Hasta fines del XVIII siguió siendo la residencia de los obispos seguntinos. Ya en el siglo XIX sufrió graves deterioros en la Guerra de Independencia y en las Guerras Carlistas. Más tarde fue Asilo y Cuartel. En los años setenta, y después de década en ruinas tras la Guerra civil, fue rehabilitado como Parador de Turismo.
LA IGLESIA DE SAN VICENTE Ubicada en la Travesaña Alta, es una de las dos parroquias románicas de la ciudad. Dedicada a san Vicente, patrón de Sigüenza por haber sido el día de su onomástica, el 22 de enero, cuando se reconquistó la ciudad en 1124. Fundada la iglesia años después, se amplió a finales del siglo XII, alzándose entonces su portada de arquivoltas de medio punto, decoradas con motivos geométricos y vegetales, semejantes a los que adornan las portadas occidentales de la catedral, que descansan sobre columnas con capiteles foliáceos. Sobre la portada y desplazada de su eje se sitúa una imagen gótica de una Virgen entronizada.
En el interior su única nave, cubierta de madera, da paso a través de un arco triunfal apuntado al presbiterio de testero recto con bóveda de crucería. Lo preside en la actualidad un Cristo gótico del siglo XIII.
Situada en la Plazuela de su mismo nombre, llamada también de San Vicente, este antiguo palacio, residencia de los Vázquez de Arce, familia del Doncel, posee una fachada almenada, decorada con escudos heráldicos, en la que destaca el arco de medio punto de su entrada. En su interior, tras su restauración por la Universidad de Alcalá de Henares, quedan vestigios de sus primeras fases constructivas, espléndidos ejemplos de arcos de yeserías policromadas mudéjares y bellos artesonados. En sus salas, además de las aulas de la Universidad, se alberga una exposición permanente de cuadros de Fermín Santos y de su hijo Antonio Santos Viana; una exposición de la historia de uno de los talleres de alfombras seguntinos; el Centro de la Vihuela de Mano y la Guitarra Española de José Luis Romanillos y el Archivo Histórico Municipal.
Ubicada en la calle Mayor, es una de las dos parroquias románicas de Sigüenza. Su primitiva fábrica de mediados del XII, fue ampliada a finales de dicho siglo. Presenta una gran portada de arquivoltas de medio punto, semejante a las de la fachada occidental de la catedral y de la iglesia de San Vicente, y adornada como todas ellas con motivos geométricos y vegetales. En su tímpano muestra un medallón renacentista con el busto del apóstol Santiago; y sobre la portada el escudo del obispo D. Fadrique de Portugal, quien cedió la iglesia en el siglo XVI al convento anexo de Beatas de la Orden Tercera de San Francisco.
Abierta en la Travesaña Alta en el siglo XV, y conocida en esa época como Plaza Nueva, en ella se celebraba el mercado franco semanal concedido a la ciudad por el Cardenal Mendoza. A principios del siglo XVI en su frente norte se alzó el Ayuntamiento seguntino, un edifico con arcadas abiertas a la plaza en el piso inferior y una gran sala en el segundo piso artesonada. En su fachada no solo lucen los escudos de los Reyes Católicos, del Cardenal López de Carvajal, obispo entonces de Sigüenza, y de la ciudad, sino también motivos decorativos mudéjares que nos hablan de los alarifes que construyeron el edificio. A mediados del siglo XVI se edificó anexa al edificio municipal la torre del archivo. Para entonces se había ampliado la plaza y construido en su frente occidental un gran edificio con soportales de medio punto para Cárcel de la ciudad.
El Cardenal Pedro González de Mendoza, a finales del siglo XV, siendo obispo de Sigüenza, mandó abrir una plaza ante la puerta meridional de la catedral, tras derrocar parte de la muralla gótica de la ciudad. Una plaza con soportales en su fachada oriental, frente al antiguo edificio de la Tesorería, y que se cerraba por el norte con casas dotadas de galerías. Plaza donde se celebraría a partir de entonces el mercado semanal de la ciudad.
Dejamos un video sobre este precioso pueblo, pulsa sobre la imagen 👇 de abajo para visualizarlo.
¡OS DESEAMOS UNA FELIZ ESCAPADA!
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